Situación incómoda

[[Al González]]

Morelia, México, 17 de enero de 2008.

Antes que nada quiero agradecer a los moderadores por tolerar la presencia de este mensaje y al público en general por respetar su contenido. Decidí publicarlo en La Taberna por considerar que es la sección donde mis problemas contaminarán menos al espíritu del club.

Estoy en graves aprietos económicos acompañados de serias amenazas legales. Tal como se oye.

No quiero abrumarlos con rodeos. Si alguien siente que esta es una mezquina ventana de oportunismo de mi parte, o le causa algún tipo de ojeriza, le ruego por favor a esa persona que ignore el mensaje y no lo cuestione. Busco ayuda para solucionar mi problema, no agrandarlo. Tengo fe en la buena voluntad de los que me conocen y quieran y puedan ayudarme de alguna manera.

Quisiera no extenderme dando demasiados detalles del caso, pero creo que un lector que de buena fe haya llegado a este punto merece por lo menos algunos datos sobre esta lamentable y vergonzosa situación.

1. Se trata de un proyecto de software cuyos dos primeros módulos solicitados son los más complejos de todos. El primer módulo me llevó tres meses desarrollarlo, más tiempo del esperado. El segundo y mucho más complejo estará listo dentro de dos o tres semanas, después de once meses de análisis, desarrollo, borradores, versiones temporales de prueba, replanteamientos, ajustes, reestructuraciones, etc.

2. El gerente de la empresa cliente no es un experto en ingeniería de software, pero sabe algo de programación (incluso ha hecho pequeñas aplicaciones con Delphi y Firebird) y está muy entusiasmado por los avances que le he mostrado recientemente; dice que eso es lo que su empresa tanto necesita y espera del módulo que estoy desarrollando, que voy muy bien. Pero lamenta que todavía le falta un poco para estar completo y poder usarse en producción.

3. Sus dos socios (su padre y otro individuo), quienes son los inversionistas del proyecto, no me conocen, ni yo a ellos, y por lo que me confirmaron ayer, tampoco conocen gran cosa de sistemas de software, ni de lo complejo y complicado que puede ser a veces desarrollarlos. El contrato se acordó a través del gerente, dichos socios le daban autoridad para negociar conmigo.

4. El proyecto estaba estimado para doce meses de trabajo, pero bastantes semanas antes de cumplir el año, el cliente y yo nos dimos cuenta que la complejidad de esos dos primeros módulos y otros problemas involucrados ameritaban replantear las fechas. Al interior de mi pequeña empresa recién formada, las dificultades fiscales, administrativas, de mercadotecnia y organización (y mi salud personal también) comenzaron a frenar nuestro crecimiento y desestabilizar la estructura. Así pues, el cliente y yo acordamos agregar nueve meses más al proyecto, aunque bajo el mismo costo inicialmente pactado (esto habrá de ser otro problema a resolver en el futuro, si es que hay futuro).

5. Al día de hoy, en la empresa sólo trabajamos dos personas: un enlace contable que además se encarga de tareas administrativas menores, atención a proveedores, cobranza, pequeñas ventas y sencillos desarrollos internos en PHP (aunque últimamente casi no tiene carga de trabajo); y yo, ahora como único desarrollador de los sistemas en Delphi. Durante el tiempo que lleva este proyecto, tuvimos en diferentes temporadas a otros tres desarrolladores, de los cuales sólo uno contribuyó positivamente al alcance técnico buscado; sin embargo, su valioso esfuerzo resultó insuficiente y para colmo abandonó la empresa por cuestiones económicas personales. Nunca la DTE estuvo más lejos de ser alcanzada.

6. Los dos socios del cliente se cansaron ya de esperar el módulo más importante del proyecto. Se había acordado entregar en diciembre de 2007, pero me faltó tiempo para terminarlo, luego establecimos el 4 de enero como fecha límite, y nuevamente les quedé mal. No había sido suficiente quedarme a trabajar durante todas las fiestas de la temporada encerrado en mi apartamento. Aún recuerdo la noche del 31 de diciembre, con los vecinos festejando en la calle alrededor de las fogatas, con música y deliciosa comida, mientras el flaco sujeto de las computadoras se dedicaba a reparar una veintena de anomalías en la base de datos del proyecto.

7. Ayer, en la Ciudad de México, el cliente me comunicó de manera directa y personal, en su sala de juntas, que sus socios (quienes no estaban presentes) han girado instrucciones de proceder legalmente en contra de mi persona, bajo el argumento de incumplimiento de contrato, exigiendo la devolución de los 375 mil pesos (35000 USD) que se nos han pagado hasta ahora; la mayoría de los cuales, es prudente aclarar, se destinaron en diferentes proporciones como salarios de las tres personas mencionadas que ya no trabajan conmigo, además de mi actual colaborador, uno de los más cercanos y leales que he tenido. Otra buena parte se ha gastado en la renta de la oficina, las facturas de teléfono e Internet, los servicios contables, la adquisición de dos computadoras de escritorio, la “obligada” compra de dos portátiles (ya les narraré esa otra historia), además de viáticos. Cuando escuché de su propia voz esta triste noticia, en mi mente resonó la pregunta: «¿De qué está hecha esta sociedad?» La manera en que el gerente y el jefe de cobranza me plantearon las cosas, hizo que ayer tuviera uno de los peores y mas desmoralizantes momentos de mi vida. No es necesario mencionar lo que una persona hace cuando siente el corazón destrozado. Sólo me disculpé para ir al sanitario a hacerlo; pensaba en muchas cosas mientras me apoyaba en el lavabo y el alma se me salía a través del rostro, entre ellas lo miserable que puede llegar a ser la vida de un informático enfermizo y solitario que alguna vez tuvo el sueño de ser feliz y que sólo busca crear cosas buenas para el mundo a base de ingenio y creatividad.

8. No cuento con ninguna propiedad de consideración. Mi patrimonio personal es de, a lo más, 500 USD (en este momento, tan sólo un 2% en dinero), y los activos de la empresa difícilmente sobrepasan los 2300 USD. Así pues, por primera vez en mi vida me siento amenazado de ir a prisión. El cliente dice que ya no puede cubrirme las espaldas, que ya nada puede hacer por mí, que sus socios optarán por cobrarle el dinero a él si yo no pudiera pagarlo. Estoy en las manos de dos desconocidos, que estoy seguro no buscan fastidiar mi vida, sino simplemente recuperar su dinero, como cualquiera lo haría en su sano aunque simplista juicio.

9. La única esperanza que me queda es la de terminar y dejar instalado el módulo en los primeros días de febrero, pensando en que para entonces todavía no esté yo impedido de usar una computadora para programar en Delphi. Entonces, mostrándoles las pantallas funcionales que tanto quieren ver, convencer a los socios de mi cliente de que no se ha hecho trabajo en vano, de que no soy ningún estafador, de que no era justo ni necesario proceder al aplastamiento de mi existencia. Provocando que retiren cualquier demanda legal que para entonces hayan iniciado en mi contra y que me dejen continuar y terminar este proyecto de software en su totalidad.

10. De aquí a entonces no tengo ninguna fuente de ingreso garantizada, incluso es muy probable que una vez terminado el famoso módulo, si todo saliera bien, la empresa cliente no haga ningún otro pago hasta que el proyecto esté más avanzado y sus socios recuperen toda la confianza. Creo que a finales de febrero o principios de marzo mi pequeña empresa se hará de algún otro proyecto, porque hay varios sistemas en puerta que nos han invitado a considerar. Eso se traducirá en una modesta recuperación de muchas cosas y hasta podría reabrirse un puesto de desarrollador en la empresa. Pero el problema es ahora; debemos dos meses de renta y honorarios contables, además de cinco mil pesos por un abono con intereses que debimos pagar a un proveedor el 1 de enero, y no he podido pagarle la quincena a mi compañero (y no quiero que su esposa y su pequeña hija tengan que regresar a la ciudad de sus padres en lo que mi amigo se recupera económicamente, es decir, en lo que resuelvo el mundo). Esto último es lo más importante y lo que más me preocupa ahora, los empleos deben darse con responsabilidad, y tengo la obligación más moral que laboral de cumplir con la nómina cabalmente. Yo soy lo último que incluyo en esta lista de necesidades; un hombre solitario acostumbrado a no comer mucho tiene más potencial de salir avante.

Debo estar concentrado para terminar el trabajo que salvaría toda la situación, de momento no puedo dedicarme demasiado tiempo a otras cuestiones, así que comprenderán el hecho de que recurra a este medio para solicitar cualquier tipo de ayuda que pueda servirme para estabilizar las cosas, sea económica, de relaciones públicas (sanas y legales), de trabajo, etc. Todo lo que pueda ser útil es bienvenido y lo agradeceré de la misma manera, sea del tamaño que sea. Toda aportación monetaria la tomaré estrictamente como un préstamo. Cabe mencionar que me será de gran ayuda cualquier medio que me facilite viajar de Morelia al D.F. y viceversa, así como dormir en este último lugar.

Para los que quieran ayudarme, pueden enviarme un correo privado. No les quito más su valioso tiempo. Gracias.

Un abrazo de los que a veces hacen falta.

Al González.

P.D.
Si de casualidad, alguno de mis familiares leyó este mensaje, le ruego que por favor no les comenten nada al respecto a papá y mamá; ya no están en condiciones de cargar con preocupaciones. Y ustedes tampoco se preocupen, pueden estar seguros que saldré de esta.