¿A qué no quieres dormir en el sofá esta noche?
Cita:
Como diría el famoso anuncio (de ahora mismo no recuerdo bien qué… ha de ser que no era tan famoso) en momentos como este es cuando te la juegas. Por ese motivo, he decidido hacer un favor al ínidice de natalidad español… mundial…. universal, y explicar que las mujeres no somos tan complicadas como parecemos en varios capítulos. El primero, este: ¿Cuándo hay que ser sincero? En este momento, seamos sinceros, la mayoría de los hombres no quieren saber lo que quiere oir una mujer, simplemente quieren no levantarse a la mañana siguiente con la espalda destrozada por el sofá… o como mucho que la chica en cuestión, contenta, opte por algo de sexo sin reciprocidad. A este tipo de hombres lo llamaremos el tipo A cuyo conjunto supone aproximadamente el 95% de la totalidad (eliminando niños, ancianos, gays, e intelectuales) la respuesta es: nunca. Podemos asegurar o mejor no, que salvo pequeñas excepciones acertarás en un 75% de las ocasiones siempre que poseas un poco de sentido común y empatía.
Ejemplo del tipo A.-¿Cómo me queda esta falda? Genial…
Pero… ¿y si realmente le queda bien? Pues también dices “genial” (sí ya sé que esto es muy básico, pero es que la gente se lo aprende de memoria y después…), aunque en este caso sería raro que la chica preguntase, esperaría a que se la quitaras a mordidas, eso sí sin romperla (Nota mental: Hacer una anotación sobre cúando hay y cuando no hay que romper la ropa)… Pero seguimos, que estoy adelantando lecciones del grupo B.
Si eres del tipo de hombre A, no tienes por qué seguir leyendo. A partir de aquí empieza la respuesta completa, que sólo interesará a a los hombres del Tipo B, que son básicamente, aquellos del grupo A que no tienen empatía y sentido común… y a los que tienen mucho tiempo libre.
Las mujeres, al contrario que los hombres, no sólo sabemos lo que queremos decir, sino que además, sabemos lo que queremos oir:
Si una mujer esta guapa sabe que esta guapa, ¿habeis visto alguna mujer que no se dedique al menos 5 minutos diarios delante del espejo?.
Si una mujer ha engordado, sabe que ha engordado… para su desgracia, idem con las patas de gallo, ojeras, ropa fea (¿realmente creeis que nos fiaríamos de vuestra opinión sobre nuestra ropa? ¡¡si ni siquiera sabeis que es el marengo!!), etc.
Por lo tanto, si te pregunto si he engordado sólo caben dos opciones:
a. He adelgazado y no te has fijado. De esta no hay quien te salve, más de vale que te inventes una buena excusa o te pasas a dos velas hasta navidad.
b. Sé que estoy más gorda. No espero sinceridad, si quisiera sinceridad le preguntaría a mi madre, que no sólo me diría lo gorda que estoy, sino que además me recordaría a Jorge (sí, sí, aquel amigo de mi padre con el que mi vida hubiera sido otra si no me hubiera encaprichado con el vago de… ¡ups!) , o a aquella amiga a la que le robé el novio en segundo de BUP y sé que aún no me lo ha perdonado.
¿A qué se debe ésto? ¡Básico! Si no has comprendido esto aún probablemente sea porque ninguna novia te haya durado más de 3 meses: ¡las mujeres no pedimos, esperamos!
Una mujer no dice “tráeme una cocacola” cuando vas a buscar una para tí. ¡¡No!! La mujer espera que te acuerdes de ella por el camino, ¡¡y que se la traigas!! y ojo… somos capaces de enfadarnos si no lo haces. La respuesta a semejante cuestión, no la sabemos ni nosotras mismas, debe estar en un fragmento genético aún no descifrado del segundo cromosoma X.
El caso aplicado es que caundo una mujer se ve más fea, más gorda,… y necesita mimos no te lo va a decir, esperará a que te des cuenta, y si no lo haces pues, como terminamos haciendo siempre en todas las situaciones (válgase el “he visto unos pendientes más bonitos en el corte inglés…” seguido por el “el lunes es mi cumpleaños”), haciendote notar de la manera más discreta posible…
¿Estoy más gorda? Respuesta: ¿y qué?
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Enlace.
Un Saludo de un aspirante a dormir en el tálamo.
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