xhr, AJAX en menos de 1 KB

[roman]

Empezado por dec

Sé que no llevabas mala intención, y, respecto de la licencia del poco código que he presentado aquí, no creo que haya que hacerse problemas, pero, el argumento que has utilizado arriba me ha sonado como si yo te dijese, "Hombre, para qué vas a usar la VCL de Delphi y el componetne "TButton", si puedes crear tu propio botón empleando la API de Windows"... Je je je je... claro que podría crear el botón usando el API de Windows, pero, ¡dónde va a parar! Y por eso, entre otras cosas, utilizamos entornos como Delphi. Pero, en fin, conste que te doy la razón, porque, en efecto, al final se trata de hacer uso del objeto XmlHttpRequest de una forma o de otra. Uno mismo podría hacerlo por su cuenta.

¿Cuándo me has visto con mala intención?

La intención era simplemente desmitificar el ajax. Concuerdo contigo en que hay bibliotecas que nos facilitan las cosas y desde luego que conviene usarlas. Pero a ver, cuando uno ve en la librería (uf, esta vez si está bien usado el término ) un libro de 200 o 300 páginas, con título: Aplicaciones WEB con Ajax, uno se piensa que debe ser todo un mundo que explorar, cuando en realidad son sólo los tres puntos que puse arriba.

Una vez que uno es conciente de eso, ya con confianza escoge la biblioteca que más le acomode o se fabrica uno la propia (actualmente prefiero usar una ya hecha).

// Saludos

[dec]

Hola,

¿Demasiados libros? Bueno, decía Cervantes (o Alonso Quijano, o El Quijote), que no hay libro malo. No sé, ¿no? En esos libros digo yo que enseñarán otras cosas aledañas a las apliaciones en que se piense hacer un uso extensivo de este tipo de "técnicas". Yo no soy tan optimista como Cervantes: debe haber algún que otro libro malo por ahí, en muchos sentidos, pero, en fin.

PD. No tenías que haber puesto tu código. Me ha dado ideas.

[dec]

Hola,

Echa un vistazo Román (bueno, los demás también podéis).

[roman]

Al rato lo veo, pero por lo pronto aprovecho para decir que sí hay libros malos, aunque desde luego depende de los gustos. Pero vamos, aunque me tachen de ignorante, yo hay dos libros que no tengo ni tendré en mi estantería: "Azul" y "Platero y Yo".

// Saludos

[dec]

Hola,

Hum... no leí Azul, pero, ¿qué demonios te hizo el pobre Platero? Tan rechoncho y blandito como el algodón.

[roman]

Bueno, bueno, espero no haber herido susceptibilidades, pero ése es el problema, un libro que empieza con "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro." como que se me enmielaban todas las manos sólo de tener el libro entre mis manos

// Saludos

[dec]

Hola,

¡No vas a quitarme el buen recuerdo que tengo de Platero!

Así al azar:

El canario se muere


Mira, Platero; el canario de los niños ha amanecido hoy muerto en su jaula de plata. Es verdad que el pobre estaba ya muy viejo... El invierno último, tú te acuerdas bien, lo pasó silencioso, con la cabeza escondida en el plumón. Y al entrar esta primavera, cuando el sol hacía jardín la estancia abierta y abrían las mejores rosas del patio, él quiso también engalanar la vida nueva, y cantó; pero su voz era quebradiza y asmática, como la voz de una flauta cascada.

El mayor de los niños, que lo cuidaba, viéndolo yerto en el fondo de la jaula, se ha apresurado, lloroso, a decir:

—¡Puej no l'a faltado ná; ni comida, ni agua!

No. No le ha faltado nada, Platero. Se ha muerto porque sí, diría Campoamor, otro canario viejo...

Platero, ¿habrá un paraíso de los pájaros? ¿Habrá un vergel verde sobre el cielo azul, todo en flor de rosales áureos, con almas de pájaros blancos, rosas, celestes, amarillos?

Oye; a la noche, los niños, tú y yo bajaremos el pájaro muerto al jardín. La luna está ahora llena, y a su pálida plata, el pobre cantor, en la mano cándida de Blanca, parecerá el pétalo mustio de un lirio amarillento. Y lo enterraremos en la tierra del rosal grande.

A la primavera, Platero, hemos de ver al pájaro salir del corazón de una rosa blanca. El aire fragante se pondrá canoro, y habrá por el sol de abril un errar encantado de alas invisibles y un reguero secreto de trinos claros de oro puro.