Antes de nada, leer este artículo escrito por Manuel Navarro :
Código:
" CUIDADO EN EL BAÑO
“Un sistema inteligente advierte a aquellos individuos que transgreden las
normas mínimas de higiene de los aseos públicos”,
Con esto de la tecnología, que avanza a pasos agigantados, no podemos
tomarnos ni el más mínimo respiro. En cualquier momento nos pueden coger
desprevenidos.
Esto es lo que les ha pasado a algunos de los clientes de un bar en
Ámsterdam , cuando tomaron la decisión de acercarse al aseo para realizar
sus necesidades. Hasta ahora, cuando uno entraba en un baño público,
rezaba para encontrarse con algo más o menos decente. Nunca espero
sentirme como en casa, pero el olor nauseabundo que invade el receptáculo,
acompañado de los restos de papel higiénico y la pintura artística con la que
algunos decoran la taza del retrete, hacen que sea preferible, en la mayoría
de las ocasiones, desistir del intento, por muy apurado que uno se halle.
¿Y cómo se consigue que la gente no manche el aseo público más de lo
necesario? Pues muy fácil: haciendo que el retrete hable al personal. Así,
cuando el urinario se encuentra con alguien poco amigo de la higiene, le
abronca para que el resto de personas del bar se entere de quién ha sido el
que ha transgredido las normas.
La inteligencia artificial del urinario está fuera de toda duda, ya que no sólo
vela por la limpieza del mismo, sino que también mira por la higiene de aquellos
que ejercen el usufructo de los servicios. De esta forma, cuando alguien
termine de realizar sus necesidades, nuestro amigo el retrete le aconsejará
que se lave las manos. Además, también ha sido programado para lanzar
determinados mensajes, la mayoría relacionados con el tabaquismo y con la
sana costumbre de practicar sexo seguro. El retrete, por ejemplo, informa al
usuario de que al lado se encuentra una máquina dispensadora de
profilácticos, que le serán muy útiles si se entrega a un momento de pasión.
Lo que todavía no he descubierto es qué hace el urinario con aquellas
personas que se encierran en los baños públicos para leer el periódico, y que
consiguen formar unas colas tremendas de desesperados/as por vaciar sus
respectivas vejigas.
¿Será capaz el retrete de importunar a ese grupo de mujeres empeñadas en
contarse en los servicios públicos las perrerías que les hacen sus maridos o los
pormenores de sus sesiones depilatorias? Yo creo que en estos últimos casos,
hará una excepción. Nos es aconsejable sacar de sus casillas a un grupo de
féminas que están poniendo a caldo a sus chicos o a sus suegras. Podrían,
efectivamente, acabar con el retrete.
Manuel Navarro."
Después de lo leido, yo me planteo una cuestión: ¿Hasta dónde vamos a llegar?. A mí me está entrando un agobio, sólo el pensar, de que manera nos pueden llegar a controlar nuestra vida. Ya nos vigilan hasta en el retrete. ¿Qué será lo próximo?
Saludos

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