Contaré una anécdota sobre baños, ocurrio no ha mucho:
Me encontraba yo en una oficina que en aquellos momentos teníamos alquilada y un asociado que se hallaba realizando ciertos trámites y a la vez departiendo con nosotros me pidio si podía utilizar el excusado que no inodoro, a lo cual como es lógico accedí.
Una vez realizadas sus necesidades mingitorias y sin más trámite salió del mismo despidiéndose con un apretón de manos, que por desgracia, según parece por razones protocolarias comenzó conmigo y finó con el Secretario.
Como este último viera que yo mantuve, después del desgraciado apretón de la extremidad superior, a ésta alejada de mi cuerpo y una vez tuvimos la fortuna de que el citado individuo desapareciera tras la puerta en la simple acción de ausentarse definitivamente y producida ésta me dirigí con celeridad máxima al lugar de donde no ha mucho saliera este ya mentado bárbaro de la higiene manual y comenzara a lavarme poniendo el máximo interés en dicho cometido.
Me preguntó el secretario a la sazón amigo.
-Tio que haces, porque has ido a toda velocidad a lavarte las manos.
A lo que le repuse:
-Te has dado cuenta que ha ido al baño no, y que se ha aligerado amazónicamente de la región renal?
¿Se ha oido algún grifo después?
-No
Y después no nos ha dado un apretón de manos mafioso-pueblerino.
-Sí.
Cuando se dió cuenta del razonamiento, salió zumbando hacia el baño mientras se olía la mano poniendo cara de asco.....
Así ocurrieron las cosas y así las he contado.
Lo próximo creo que será dotar de memoria a estos ingenios para que cuando se acerquen a su puerta estos impresentables les sea impedida la entrada a la vez que reciben insultos acerca de su falta de higiene?
Un Saludo.