Un aplauso para este hombre, ya quedan pocos que escriban a mano, pues desde el advenimiento de la máquina de escribir y posteriormente los ordenadores las plumas duermen en los escaparates esperando ser rescatadas por algún nostálgico amanuense.
En mi novela preferida figura una pluma prácticamente elevada a la categoría de Santa.
Cita:
La raíz de mi ensoñación literaria, además de esa maravillosa simplicidad con que todo se ve a los cinco años, era una prodigiosa pieza de ar*tesanía y precisión que estaba expuesta en una tienda de plumas estilográficas en la calle de Anselmo Clavé, justo detrás del Gobierno Militar. El objeto de mi devoción, una suntuosa pluma negra ribeteada con sabía Dios cuántas ex*quisiteces y rúbricas
|
Sin más me despido entre la construcción copulativa y la parataxis, deseando a los de la parla codificada que la tinta tenga el color apropiado y la pluma permanezca en el cajón.