Hablando de desconocimiento. En una ocasión yo había planteado un proceso contra una empresa y el abogado que me habían asignado, en el mismo acto del juicio, justo antes de empezar, en el proemio por así decirlo, me espeta:
¿Y usted quién es?
-Jean Baptiste Poquelin (Molière), le dije, indignado.
Afortunadamente yo acudía provisto de toda la documentación para ganar el proceso, como no podía ser de otra manera.
Cuando, con la venia de la señoría correspondiente me levanté y haciendo un desplante a aquél iletrado (que no letrado), presenté toda la documentación y argumenté los preceptos legales pertinentes que por supuesto me había estudiado a conciencia, el juez, con un leve golpe de mazo sentenció a favor, los contrarios se quedaron tomados.
Por supuesto salí de la sala sin mirar a la faz al iletrado que me habían atribuido, aunque cuando caminaba de frente a él, con unos visos de desprecio le vi un tanto avergonzado como buscando dónde meterse.
No me digais que esto no es desconocimiento.
Un Saludo.
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