cual es la locura mas grande
buenas queridos compañeros!!!:D
Me he dado cuenta que la vida del informatico es dura, por la extrema rutina fisica y mental, pero pieso que las pocas locuras nos relajan un poco. claro esta si tenemos aventuras!!! me encantaria saber y recordar algunas!!!; recordar las locuras y compartirlas, relajan la mente y puede que nos hagan sonreir.. a ver quien ha hecho la mayor locura de su vida????? o todos(as) son unos(as) aburridos(as.)???:D ;) :p DEBE HABER ALGO INTERESANTE POR HAY???:confused: :D ;) |
yo una vez crucé una calle sin pasar por el paso de peatones :eek:
je, je... es broma, jamás se me ocurriría hacer tal locura con los locos que hay al volante :) bueno, en serio, muchas locuras, por ejemplo, una vez viajaba con un "amigo" en su coche y empezó a beber alcohol mientras conducía (varios vasos) y ví que nos estábamos poniendo en un grave peligro y no paraba de beber... le dije que parara, que me había mareado, me bajé y le dije: "ahora sigue tú solo", y me volví a casa andando, a unos 30 kms, en invierno, de noche, por una carretera desierta que no pasaba ni Dios :confused: , fue una buena experiencia, tuve tiempo para pensar a solas, con tan sólo el sonido del viento y de algunos animales junto a la carretera... |
La Peña de Bernal
¡Buen día a todos!
Este hilo se ve bueno. Bien, algunas de mis locuras las he revelado a través los mensajes de debate y humor que he publicado aquí en Club Delphi (los invito a que les echen un vistazo), aunque ciertamente me he reservado algunos detalles ;). Cita:
Creo que una de mis mayores aventuras ocurrió a los 22 años de edad, cuando estuve viviendo en Torreón, México y tenía como ilusoria meta «ser el mejor programador de mi país». Un viernes de verano me fui a la cama temprano, porque me sentía algo cansado y no tenía ganas de salir. En realidad estaba aburrido de la rutina y de tanto pensar en algoritmos de BBx Progression y cápsulas de Unix. No podía conciliar el sueño y de pronto me vino a la mente la imagen e la Peña de Bernal, la cual había visto horas antes en un comercial de televisión. En ese momento me dije: —No pasaré un fin de semana más en esta aburrida ciudad. ¡Voy a escalar la Peña de Bernal! Necesito hacerlo por el bien de mi salud mental. ¡Se que puedo hacerlo! Si lo logro ya nada podrá detenerme en esta vida. Así que me incorporé rápidamente, me di un baño, me vestí, introduje algunas cosas en mi mochila, y pedí un taxi que me llevara a la central de autobuses. Ahí tomé el primero con destino a la ciudad de Querétaro. Viajando toda la noche y hasta el mediodía del sábado sin dormir un solo minuto, pensando solamente en la locura que estaba a punto de cometer, emocionado de verdad. Llegando Querétaro, y a pesar de que nunca había estado ahí, ni siquiera me di el lujo de recorrer la bella ciudad o de admirar su arquitectura. Lo primero que hice fue comprar algo de víveres y tomar un segundo autobús que me llevara al pueblo de Bernal. Me senté junto a una de las ventanillas del lado izquierdo, sin estar seguro de por cuál costado de la carretera emergería el tercer monolito más grande del mundo. Para mi sorpresa apareció de mi lado, surgiendo poco a poco en el horizonte como un gigante mientras el autobús avanzaba. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Ya en el pueblo, busqué un sitio dónde hospedarme. Pasee por el lugar, comí en un merendero y más tarde caminé hacia la peña para estudiar de cerca las posibles rutas de ascenso. Al anochecer regresé al hotel y desde ahí pude admirar a la hermosa Peña de Bernal reflejando majestuosamente la luz de una Luna completamente llena. Sencillamente espectacular. «Mañana será el gran día», me dije. El domingo me desperté muy temprano. Cargué mi mochila sólo con algo de comida y agua y salí del hotel rumbo a la peña. Apenas clareaba el día. Subí por el camino señalado para los turistas, hasta el letrero que decía «ALTO: Fin de la ruta a pie» o algo por el estilo. Ignoré ese letrero y comencé la escalada a manos libres; no había ningún guardia a esa hora. Ciertamente fue toda una aventura. Subir hasta la cima de la peña con mis propios brazos y piernas, sin cuerdas u otro equipo especial, fue realmente difícil y peligroso. Pero aquello marcaría un hito de trascendencia en mi vida. Si había llegado hasta ahí ya nada me resultaría difícil, excepto una cosa: el lento y angustiante descenso, adherido de frente a la piedra, adivinando con los pies dónde rayos se encontraban los apoyos y salientes de la roca, ¡jejejeje! Partí de regreso a Torreón ese mismo día, llegando cuatro horas tarde a mi trabajo el lunes. Le dije a mi jefa que me disculpara porque andaba escalando el tercer monolito más grande del mundo. Espero les haya gustado mi humilde relato. ¡Un abrazo! Al González. |
Cita:
Saludos. |
¿Y tu, Ambar?
¡Hola a todos!
Gracias por tus comentarios Kinobi. Seguro Ambar también tiene alguna historia interesante que relatarnos ;). ¡Hasta pronto! Al González. :) |
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Saludos |
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Saludos. |
Me uno a lo dicho por Kinobi, pues introducirse en el tálamo de un miembro de un Instituto Armado y además en compañía del cónyuge de éste y ser sorprendido en plena coyunda creo que es más temeridad que locura.
Aunque reconozco que me ha gustado la huida en "pluris naturalibus", es decir calato como dicen nuestros amigos del otro lado del oceano, tuvo que ser emocionante..... Quizás convendría que nos hicieras un informe más pormenorizado, naturalmente sin lugares, ni nombres, pues quien nos dice que el citado miembro del ignoto por ahora cuerpo armado, no sea programador en tiempo libre y peor aún, programador en Delphi?. La queratina no es buena compañera, y los celos que provoca peor aún. Así que decidas o no incrementar el detalle de tu relato, ten en cuenta lo dicho en materia de seguridad. Un Saludo. |
Cita:
aaaa.... para aquellos incrédulos el anterior y este post son verdad :o Saludos |
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Traducción al castellano por el equipo de moderadores del Club Delphi