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...las llaves del cielo...
EL PADRE JUAN Y LAS LLAVES DEL CIELO
Era la hora del baño de los Sábados para el Padre Juan y la joven hermana, Magdalena, había preparado las toallas y el agua para el baño, tal como la vieja Sor Ete le había indicado. La hermana Magdalena había sido instruida de no mirar a la desnudez del Padre Juan, y si ella podía lo ayudaría en todo que fuere pedido y orara. A la mañana siguiente la vieja Sor Ete, le preguntó a la hermana Magdalena como había sido el baño del Sábado: - Oh hermana -le dijo la joven monja en forma entusiasta- He sido salvada. - ¿Salvada? ¿Y como sucedió tal magno evento? -preguntó la vieja Sor. - Bien, cuando el padre Juan estaba metido en la tina, me pidió que lo lavase y mientras lo estaba lavando guió mi mano hacia abajo entre sus piernas, mientras que me decía que ahí el Señor guardaba la Llave del Cielo. - Lo sabía! -dijo la vieja sor ácidamente. La hermana Magdalena continuó con el relato: - El padre Juan dijo que si la Llave del Cielo coincidía con mi cerradura, los portales del Cielo se abrirían para mi y tendría asegurada la salvación y la paz eterna. Y el padre Juan guió su Llave del Cielo a mi Cerradura. - Es un hecho! -dijo la vieja sor aun mas ácidamente. - Al principio dolió terriblemente, pero el padre Juan me dijo que el camino a la salvación es a menudo doloroso y que la gloria de Dios pronto llenaría mi corazón con éxtasis. Y así fue y me sentí tan bien siendo salvada. - Ese viejo diablo... - dijo la vieja monja- A mi me dijo que era la Trompeta del Arcángel Gabriel, y la he estado soplando desde hace 40 años. |
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Traducción al castellano por el equipo de moderadores del Club Delphi