Un honor leerte, Julián. Gracias. :-)
Espero pronto domemos al virus de verdad. Las cifras en México son turbias, principalmente porque se optó desde el principio por no hacer pruebas masivas y porque no hay un seguimiento estricto de los casos. Las medidas que toma el gobierno llevan cierto sentido de balance entre la salud general y la economía general, pero da la impresión de que no son suficientes, como si estuviesen diseñadas para un país más pequeño en extensión y población, y más ordenado.
En unos cuantos días se agotará mi reserva y me veré en la necesidad de reabrir para seguir ofreciendo algo al público. Y eso suponiendo que el arrendador me espere unos meses para regularizar mis pagos de alquiler. No logré aplicar para las ayudas que ofrece el gobierno. Lo cual, quiero pensar, significa que el préstamo lo recibirá alguien que lo necesita más. Eso me parece bien.
Del confinamiento (45 días y contando) he aprendido que puede uno cuidarse sin angustias. Mis últimas dos salidas fueron un poco más relajadas, aunque sigue pesando el protocolo de higiene, al grado de que le voy teniendo aprecio a esos nueve días consecutivos de estar en casa sin abrir la puerta. Ver a las personas por la ventana me genera sentimientos encontrados, tanto por los que van más o menos protegidos, como por los que les protege algún dios, o sólo su egoísmo.
Me encanta caminar, encontrarme con amigos y buenos vecinos, comprar pan de camino porque se me antojó, llegar a saludar a alguien, detenerme donde los artistas callejeros, asistir al cine de arte, conocer gente, correr en Paso Coyol cuando toca sesión ahí, viajar, disfrutar de las reuniones, y ocasionalmente hacer el amor. ¡Qué la vida tenga retroalimentación en tiempo real, captura de risas en espacio físico y momentos impredecibles!
Me abstengo de vivir todo lo anterior porque pretendo no ser parte de una cadena de contagios. ¿Hasta qué punto es sano? Creo que cada quien debe conocer sus límites. Experiencias anteriores "parecidas" me ayudan a sobrellevarlo, pero ciertamente esta es la más retadora. ¿Cómo se sostiene un hombre solo y agnóstico en estas circunstancias? Supongo que las llamadas y video llamadas han jugado un papel importante, además de la lectura, la jardinería que hago con mis tres macetas, la luz directa del Sol en el pequeño patio, pintar muros, la música a la carta, el placer de la siesta aunque siempre algo la interrumpe, cocinar y disfrutar lo que me sirvo en la mesa, el ejercicio (poco) que hago ahora, la sensación de estar creando algo importante al programar mi nueva biblioteca Delphi, alguna película por Internet, recordar pasajes personales que a veces causan limpieza natural de los ojos, un trago de tempranillo económico, y ocasionalmente el bendito PornHub. ¡Rayos! Creo que ya sé cómo viviré dentro de 20 años si no me caso.
Lo más importante: El aprendizaje que todos debiéramos obtener de esta extraordinaria etapa. No me veo siendo, ni quiero ser, el mismo cuando esto acabe. Si estoy ahí para verlo, creo que atesoraré un poco más las cosas que me gustan, pero también haré ciertos cambios cuya necesidad, antes fantasmagórica, me ha quedado clara en estas semanas.
Un abrazo esperanzador.
Al González.