¡Buen día a todos!
No se que será más normal, despertarse a las cinco de la mañana pensando en Delphi y en por qué Borland creó la función _CopyObject (ver unidad System.pas
), o leer el foro de debates de Club Delphi a la 1:30 AM de un domingo, jeje
.
Lo cierto es que las profesiones científicas (física, medicina, informática, peleontología, etc.) crean en las personas creativas y con talento, una necesidad de exploración que va más allá del ámbito laboral. Y dependiendo del grado de interés, gusto, necesidad y amor por la profesión, ésta influye en nuestra vida personal.
Comencé a programar a los 16 años, con la motivación de crear un clon del clásico videojuego Arcanoid, al que llamé "Barras". Luego pasé varios años experimentando con los objetos, y desarrollando aplicaciones administrativas y de automatización, al tiempo que enriquecía la biblioteca Interfaz GH, el "diamante" de mis jornadas. Recuerdo cómo a los 25 salía de mi oficina a las 3:00 AM, caminando de regreso a casa bajo temperaturas de 0 grados, pero sintiéndome satisfecho por haber terminado de programar y probar algún módulo de proyecto, y seguro de haberlo hecho de la mejor manera posible.
Ahora tengo 29, y busco un lugar en mi agenda para darme tiempo de programar un "Pack-Man" avanzado, con la única finalidad de divertirme jugándolo. Pero los días de encierro, desvelos escribiendo código y obsesión informática han quedado atrás.
Hoy en día gusto mucho de leer novelas, hacer ejercicio, escribir narrativa y reflexiones filosóficas, convivir con amistades de diversos gustos y profesiones. He mejorado mi peso (ahora si como, jeje
), y al igual que Marcoszorrilla, evito las conversaciones informáticas en momentos inadecuados.
Hace un par de días le pregunté a una amiga cuál era el título del último libro que había leído. Me respondió que había sido "La Cara Oculta de Delphi 6". Nada que ver con "El Otoño del Patriarca" de Gabriel García Márquez, que terminé hace un par de meses. La verdad es que la experiencia favorece la madurez, y conforme se madura, la emoción le va dando paso a la pasión. La primera es efímera y transtornante, útil en muchos casos, pero en otros peligrosa y de poca trascendencia. En cambio la pasión es duradera, rica, sana y más satisfactoria.
Busco un estado adecuado, en el que pueda combinar mis habilidades informáticas con mis habilidades literarias, y a la vez disfrutar de esos pequeños detalles que hacen la vida deliciosa. Trabajar jornadas de 30 horas a la semana, participar en talleres de teatro y escalar una que otra pared de roca. A los 40 quisiera vivir en un lugar apacible y tranquilo del Mediterráneo, estar casado con una mujer sensual, culta y cariñosa, y correr un maratón.
Bueno, todo eso será posible en la medida que siga equilibrando mi persona. A veces debe uno ser más humilde para darse cuenta de lo grande que es.
En mi caso podría decir que la programación es mi esposa y la literatura mi amante. Y estoy tratando de que las dos estén de acuerdo en que seamos un trío feliz, lo cual parece estarlas convenciendo.
Santana:
En mi humilde opinión, creo que lo que te sucede es normal, en función de que comienzas a descubrir un mundo nuevo. Generalmente cuando una persona incursiona en alguna actividad nueva y reconfortante, dedica un extra de tiempo y atención a dicha actividad, por lo cual las personas que conoce en esa etapa de su vida, suelen ser afines al ámbito en cuestión. Sin embargo, pienso que llegarás a un punto donde tu balanza de bienestar personal te pedirá que compenses el tiempo y la atención con otras actividades. Cuando eso suceda, tendrás dos opciones: no hacerle caso a tu balanza y seguir el camino de Albert Einstein (un genio admirable pero cabisbajo), o el camino de ser una mujer plena y feliz.
Esta sección me resulta cada vez más interesante. Me despido enviándoles un abrazo.
Al González
.