Lo primero cerrar el grifo. El niño está llorando, pero por unos segundos más no pasa nada.
Cojo al niño en brazos, me voy hacia el teléfono avisando al de la puerta que enseguida salgo, cojo la llamada, pido que llame un poco más tarde o le digo que ya llamaré yo en diez minutos.
Voy a la puerta. Si es alguien conocido, le pongo el niño en brazos, le pido que coja el teléfono si suena y voy tranquilamente a recoger la ropa. Si es desconocido, paso de la ropa y con el niño en brazos devuelvo la llamada.
En todo caso, si se ha desbordado ya el fregadero, al cerrar el grifo me habré mojado las zapatillas, y todo sea que por hacer rallyes por el pasillo de mi casa, patine y acabe tirada en plancha.
Según la OMS, los accidentes domésticos son la quinta causa de muerte en el mundo, por encima de los accidentes de tráfico, y la tercera en España para los niños menores de 3 años, por lo que es preferible dejar llorando al niño unos minutos más y no descalabrarse con él en brazos.
Lo siento si os he dejado mal cuerpo
