Claro que no.
Soy de los que montan en cólera cuando se me cambia el formato de las películas.
El legado cultural es de los bienes más preciados y su defensa no admite excusa. Eso sí, conservando el original, el que ha querido el autor, no el que quiere el exhibidor (hablo de cine).
Ahora bien, y veo que insistes en el tema, hay ciertas obras de pretendido culto, que creo que la humanidad no se perdería gran cosa con su desaparición.
Sin ir más lejos, ciertas películas de Ferreri por ejemplo. Y esto es aplicable a cualquier otro ámbito. Pero... me puede el respeto al autor y tener un espíritu contra-censura, de modo que no seré yo quién encienda la mecha. Pero tampoco será por mí, que se intoxiquen las mentes del respetable, es decir... que no las voy a recomendar, ni siquiera como mal ejemplo.
Salud.
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