Totalmente de acuerdo con los últimos comentarios.
La anécdota del cantinero y sus 17 empleados hay que botarla a cubo de la basura, junto con las patrañas de esos libros de "su-perversión personal".
En un sistema decadente, como el actual, ninguna fábula excepcional, por más que ésta abandone el terreno de la ficción, puede compararse con la dura realidad de la gran mayoría de los que padecen las consecuencias de ese sistema.