Hola,
Me gustaría añadir que un programa como
Inno Setup ya comprime los ejecutables "razonablemente". O cualquier compresor de archivos Zip, también dejará el ejecutable bastante más liviano (al menos ciertos ejecuables, vaya) y esto puede ser bastante, puesto que acaso importe la distribución del ejecutable o aplicación, pero, una vez en el "cliente" tal vez ya no cuente tanto el tamaño del mismo. Esto evitaría los "efectos perversos" de los compresores de ejecutables que menciona
Jordan Russel.
Evidentemente, me refiero al tamaño que ocupa un ejecutable o una aplicación en disco, no en memoria una vez cargado el programa en la misma. Un ejemplo,
XEditor. Me estoy plantendo no comprimirlo, como lo hago ahora, porque, el programa de instalación me deja la aplicación en 1,30 MB. Comprimido el ejecutable el asistente de instalación viene a ocupar 1,19 MB... ¿merecerá la pena, pues, comprimir el ejecuable? Hum... para mí que cuando actualize el programa a que hago referencia no lo comprimiré.
En todo caso, ya que hay quien dice que el uso de un compresor de ejecutables no está muy curioso, ¿hay alguien por ahí que se atreva con razones suficientes a plantear lo contrario, al menos en según qué casos? ¿O tal vez los compresores de ejecutables son algo "del pasado"?